¿De qué va?
Hace 2000 años el imperio romano dominaba gran parte de los territorios bañados por el mar Mediterráneo. Gracias a sus carreteras y a su dominio de la navegación el comercio prosperaba a pasos de gigante.
En Concordia deberemos expandirnos por el imperio estableciendo nuestras casas de comercio. Produciremos recursos y comerciaremos con ellos. Construiremos nuevas caravanas y barcos mercantes y atraeremos personalidades para ayudarnos en estas tareas.
Las reglas del juego caben en un A4 y se pueden resumir en: jugar una carta por turno. Así de simple. Evidentemente la gracia está en lo que hacen las cartas, pero la explicación no se alarga más de 10 minutos.
Todos los jugadores empiezan con una mano de cartas que nos permiten hacer las acciones antes mencionadas e iremos jugando una a una. Evidentemente, en función de la situación de nuestros colonos, de las casas de comercio, la cantidad de bienes y dinero podremos jugar cartas de manera más o menos eficientemente.
Como se intuye no es lo mismo jugar una carta de producción y obtener un metal, que jugarla y obtener 2 telas, un metal y arcilla. Así que nuestra tarea será decidir como jugaremos nuestras cartas intentando obtener el máximo beneficio e intentando que nuestros oponentes no se aprovechen de ello.
Una de estas cartas nos permite recoger todas las jugadas hasta el momento y volveremos a tener todos las opciones en nuestra mano.
Cada carta aporta puntos por un concepto determinado (casas en provincias distintas, tipos de recursos producidos, colonos en el mapa etc) y podremos intentar rascar un poco de todos lados o intentar explotar uno de los tipos de puntuación al máximo.
La partida termina cuando un jugador coloca todas sus casas de comercio o bien alguien compra la última carta de personaje. El jugador con más puntos de victoria será el ganador.
¿Qué me gusta?
Concordia es uno de esos juego que te dejan asombrado: ¿Como es posible que con unas acciones tan simples y unas reglas tan sencillas se consiga un juego tan tenso y profundo?
Planificar acciones a 3 o 4 turnos vista, optimizar el orden de las cartas que jugamos haciendo especial énfasis en que nuestros oponentes no puedan sacarle el jugo ya que las cartas de cónsul permiten copiar la última jugada por nuestros oponentes.
Este personaje da mucho juego ya que bien usado nos permitirá hacer una acción que ya no tenemos en mano evitando tener que recoger antes de tiempo. Esto incentiva una especie de juego del gato y del ratón intentando jugar cartas para que el oponente pique y la copie o bien guardando esa carta que sabes que está esperando para cuando no le sirva de nada copiarla.
A pesar de que no hay mucha variedad de cartas el juego tiene varios planteamientos y ritmos de juego a los que nos podemos amoldar o podemos dictar.
¿Qué no me gusta?
Puesto que la optimización y planificación son el corazón del juego puede sufrir de AP bastante. Aunque a veces tienes tus dos o tres siguientes turnos clarísimos y tardas 5 segundos en ejecutarlo, si alguien hace un movimiento que altera tu plan tardas un rato en volver a situarte. Por eso a 4 y 5 jugadores se acrecienta ya que es más probable que te pisen.
A pesar de que tanto el setup aleatorio como la aparición de las cartas varían al final las maneras de puntuar son siempre las mismas así que puede que con las partidas se nos pueda hacer algo repetitivo.
Veredicto
Concordia es un gran juego. De esos que te demuestran que no hacen falta mil mecánicas complicadas para que un juego tenga tensión, profundidad e interacción.
No defraudará a jugones y puede sacarlo con no jugones una vez hayan pasado por algo más sencillo como un Carcassonne o un Kingdom Builder.
Se queda a un paso del imprescindible porqué me gustan más los juegos con más variedad entre partidas pero sin duda es de lo más recomendable.