Una curiosidad lúdica más procedente de un diseñador del lejano oriente. Mucha cascara para poca sustancia. ¡Y sosa! Con escasa toma de decisiones y nulo interés durante el desarrollo de la partida. Lo mejor que sacaremos de sacarlo a mesa es una curiosa foto para compartir en nuestras redes sociales. Para más inri, viene con uno de los reglamentos más nefastos que se recuerdan.