Es de esos clásicos por los que parece no pasar el tiempo. Un juego de carreras ágil, con momentos de tensión, incertidumbre, con una duración comedida y una carga conceptual muy reducida. Obviamente, mejor con cuatro o cinco jugadores. Es cierto que puede tener un final sin mucha emoción para jugadores que se hayan quedado descolgados, pero gracias al entreturno casi inexistente, esos turnos finales serán prácticamente anecdóticos. Lo mejor, sin duda, el recorrido incierto y la gestión del carbón como recurso a la hora de maniobrar. Y la edición de Super Meeple es bastante vistosa.