nuevo intento de Cramer por consolidarse como uno de los autores a tener en cuenta. Y, de nuevo, vuelve a quedarse a medio camino. Si de algo podía presumir <em>Matthias</em> era de, al menos, intentar cosas originales. En este caso nos encontramos con un título relativamente estándar, con un diseño sólido, digno de Hans im Glück (además del habitual nivel de producción), pero que no enamora. Seguramente cada partida resultará entretenida, pero no deja poso y tampoco ganas de repetir (como casi todos sus títulos). Además, puede resultar algo farragoso en cuanto a conceptos para lo que al final ocurre en el tablero.
Dynasties es un juego de mayorías y de objetivos que funciona con un motor de cartas. A pesar de hacer un buen uso de la mecánica en que un jugador divide una recompensa y otro escoge, el juego no me acaba de convencer para jugar con jugadores nuevos y no llena para jugar con exigentes.