Un filler apañado que funciona de forma interesante a partir de cinco jugadores (a menos ni se os ocurra sacarlo). Una carrera por ver quién se queda antes sin cartas intentando, a su vez, romper las jugadas de los demás obligándoles a reponer su mano. Un juego que depara buenos momentos con la actitud adecuada, pero que podría jugarse de forma aleatoria.