Un vistoso juego de habilidad en el que los jugadores se dividen en equipo e intentan, en cada ronda, formar una estructura marcada por una carta. Esta carta, además, determinará el modo de juego, con un jugador construyendo a ciega bajo las ordenes de otro o con ambos jugadores moviendo las piezas utilizando cada jugador un solo dedo. La propuesta es interesante, pero considero que resulta más frustrante de lo esperado para un juego orientado a un público familiar. Como gran punto positivo, hay que destacar la producción, con unas piezas de madera serigrafiadas muy chulas y con las que apetece juguetear desde que uno despliega el juego en la mesa.