El segundo diseño de Fabio Lopiano, que toma los conceptos de su primer trabajo y les aplica un sutil giro de tuerca que le sienta bastante bien, aunque aún haya aspectos que no terminen de engranar del todo bien. Un eurogame con sabor añejo, tenso, ágil, que se juega en una hora y deja un muy buen sabor de boca. ¿Su mayor problema? Que no escala especialmente bien, siendo recomendable a partir de cuatro jugadores, además de no tener una gran variabilidad que puede afectar a su rejugabilidad. Pero nada que no se pueda decir de un eurogame de la vieja escuela.