Un diseño de Uwe Rosenberg que resulta de fusionar conceptos vistos en juegos anteriores. En esta ocasión la jugada no le sale del todo bien y, aunque consigue mejorar en ciertos aspectos al juego que reimplementa (sobre todo la escalabilidad), incurre en un grave problema de rejugabilidad, resultando partidas demasiado parecidas entre sí, llegando a resultar trivial la toma de decisiones en determinados momentos, además de otros problemas detectados. Es una pena, porque el nivel de producción es muy superior a la media en lo que a juegos de Rosenberg se refiere.