Un abstracto que simula el ascenso a uno de las montañas más imponentes del mundo mediante una simple mecánica de apilar bloques de madera que previamente hemos configurado en una pirámide que sirve como reserva personal. Resulta sorprendente que un diseño tan sencillo consiga generar tanta tensión y transmitir un tema sin necesitar ningún elemento de apoyo. Es ágil, es dinámico, escala bien, la producción es llamativa. El único pequeño defecto que le encuentro es que la programación, al ser simultanea y visible, puede generar algún problema con cierto tipo de jugadores, pero no es lo habitual. Pero por lo demás, es de esos juegos que sorprenden por ofrecer tanto con tan poco.