Otro juego estilo Yahtzee de Reiner Knizia que coge conceptos de otros diseños propios y le añade un punto de control de áreas al poner a los jugadores a competir colocando marcadores en distintos niveles para repartirse tesoros. La idea está muy bien, pero queda tremendamente diluida por la posibilidad de resolver turnos adicionales al conseguir secuencias perfectas, lo que puede dar pie a partidas que finalicen demasiado pronto, incluso sin que algún jugador haya disfrutado de un solo turno (complicado, pero puede ocurrir cuando hay cinco jugadores en la partida). Eso sí, el nivel de producción es elevado, y es un juego muy vistoso desplegado en mesa. Es una pena que Knizia se haya pasado de frenada (yo habría limitado de alguna forma la posibilidad de encadenar turnos de forma consecutiva).