De esos juegos con una premisa tremendamente jugosa pero que yerra a la hora de desarrollar una dinámica. No es que tenga errores de bulto que lo hagan injugable, pero sí que se genera una dinámica poco atractiva al ser un juego tremendamente táctico en el que el azar a la hora de robar las cartas de misión y el caos generado por los rivales a la hora de desplazar los elementos necesarios para completarlas acaba conduciendo hacia un desarrollo de partida en el que estarás rezando para que se alineen los astros y poder progresar. Es cierto que tiene ideas muy interesantes como el tema de la corrupción asociada a que el plan maestro de la organización criminal sea truncado o no o la adhesión a los criminales, pero no es suficiente como para remontar el vuelo.