Un peso medio que, a pesar de que plantea un juego en el que buscar sinergias mediante los efectos de las criaturas y las pociones, al final todo el peso de la partida recae en la lucha entre los jugadores por el control de los bosques que se revelan en cada ronda. Si el grupo está predispuesto, la partida puede resultar entretenida, ya que las discusiones por intentar convencer al jugador activo de que es lo más correcto en ese momento serán una constante. Pero la realidad es que esta experiencia es de mecha corta, y es complicado mantener el interés por el juego que fácilmente pasará a acumular polvo en la estantería al no dejar un poso suficiente entre los jugadores como para que el juego vea mesa con cierta facilidad.