Un juego de cartas de escaleras ágil y tenso, con un giro ingenioso en la gestión de la mano gracias a la restricción de no poder reordenar cartas y la dualidad de valores de las mismas. La posibilidad de resolver un turno doble junto con la decisión de orientación inicial añaden una suficiente profundidad táctica, aunque el azar en el reparto de las manos puede resultar tan desequilibrante como frustrante, especialmente a tres jugadores (hay que jugarlo a cuatro o a cinco). Con todo, me parece un juego bastante divertido que cumple con su cometido.