Un juego de corte familiar, con una mecánica principal de selección simultanea de acciones en el que los jugadores compiten por ser quienes construyan la pirámide más alta, cumpliendo ciertos patrones. El juego visualmente es una delicia y entra por los ojos. De hecho, dan ganas de ponerse a jugar con los componentes como si se tratase de un set de Playmobil (dejando salir al niño interior). Desgraciadamente, como juego es bastante plano y, aunque se deja jugar, es relativamente fácil activar el piloto automático porque el margen de maniobra es relativamente escaso. Además no escala demasiado bien, siendo a cuatro jugadores como mejor funciona y siendo bastante mediocre a dos.