Uno de los mejores diseños de Franz-Benno Delonge. Un juego en el que desarrollaremos una ciudad mediante una gestión de cartas que deriva en una dinámica tremendamente táctica en el que el impacto del azar es relevante pero no incontrolable, al menos en partidas a dos o tres jugadores, que es como mejor funciona el juego (a cuatro o cinco puede ser tremendamente caótico). Es de esos juegos que esconden varias capas de profundidad que no se atisban hasta que no se acumulan partidas y se aprende de los errores, algo que no resulta difícil gracias a que las partidas son agiles y con una duración contenida, por lo que es relativamente fácil sacarlo a mesa. Uno de esos diseños de la vieja escuela que, con sus peculiaridades, funciona muy bien.