Uno de esos juegos de flicking que con muy poco ofrecen mucho. Es divertido y ágil, con partidas que se resuelven en poco más de media hora, dando lugar a situaciones hilarantes gracias al elemento diferenciador que son las cartas de ley. Su mayor pero es que es un juego pensado claramente para cuatro jugadores, tanto por tener fichas volando desde los cuatro puntos cardinales, como por el caos que se forma en el tablero. Por cada jugador que nos falte, la diversión se irá diluyendo. También es un pequeño inconveniente el extraño tamaño caja, aunque está justificado. Pero por lo demás, es un juego muy recomendable para quien busca un juego de flicking que no requiera un despliegue exagerado en mesa.