Sigue la línea iniciada por New York, London, Ámsterdam y San Francisco, ofreciéndonos una versión reducida a la mínima expresión del clásico de Alan R. Moon, consiguiendo un filler efectivo y resultón. Su gran aporte a la saga es tener dos tipos de trayectos (y también los tipos de marcadores), de forma que ahora es posible cruzar el mapa utilizando estos nuevos marcadores, permitiendo a los jugadores respirar y poder ampliar su mano de cartas de destino para maximizar el valor de sus rutas. Hasta la fecha, el mejor de la saga, consiguiendo capturar (ahora sí) la esencia de uno de los juegos que tendría que descansar en alguna estantería de cada casa.