Un eurogame de esos en los que cada turno tienes que multiplicar los beneficios de esas dos o tres acciones que activas en un turno. Un juego muy combero, tenso y con una toma de decisiones constante recurriendo a unas mecánicas no especialmente complejas y con un punto de originalidad que lo convierte en un diseño altamente recomendable. Es cierto que tiene detalles que chirrían, como cierta redundancia en las acciones o un sistema de puntuación un tanto exagerado (los jugadores acaban con centenas de puntos y luego las diferencias son muy reducidas). Con todo, es de esos juegos que desde el primer al último turno te mantienen enganchados a la partida, por lo que es fácil que vea mesa con cierta asiduidad.