Un juego con mecánica principal de construcción de mazos en el que conducimos una civilización desde sus inicios hasta su consagración como imperio. Tiene ideas interesantes, siendo tal vez el corsé que supone escoger cada civilización lo más destacable. Pero este interesante planteamiento acaba por los suelos debido a un flujo de partida tremendamente irregular (especialmente en las primeras partidas cuando aún no se han asimilado las mil y un palabras claves que recoge el reglamento), una interacción reducida y también muy dirigida según la nación que escojas y una sensación de ir con el piloto automático realmente alarmante en un juego que se alarga más de lo necesario.