Una acertada reimplementación con un tema que le encaja a las mil maravillas y que ha permitido a la editorial elevar el nivel de producción a todos los niveles, especialmente en el visual. El juego no deja de ser un filler con una importante carga psicológica en la que intentamos desgastar a nuestros rivales para mejorar nuestra posición en el tablero. Durante las rondas se genera un flujo de información muy sutil que hay que intentar interpretar de la mejor forma posible para no cometer errores y acabar llegando desfondados al final de la ronda. Es ágil, es divertido y da pie a situaciones que rozan el surrealismo. Eso sí, como resulta más divertido es por encima de cuatro jugadores. A menos hay más control y los jugadores tienen un mayor margen de maniobra, perdiendo cierta tensión. No es que funcione mal, pero no es tan divertido. Con todo, me parece muy recomendable.