Un diseño clásico de Alex Randolph que con conceptos muy sencillos, consigue generar una dinámica de carrera por intentar descubrir lo antes posible qué valores tiene uno en su mano preguntando por los mismos turno a turno. Es sencillo y ágil, con una pizca de memory game al tener que recordar qué fallos se han ido cometiendo para no repetirlos y así perder turnos inútilmente, y por otro tiene un punto de juego matemático al intentar descubrir el orden optimo en el que se debe ir preguntando en función de la información que se maneja y las probabilidades de que el jugador tenga en su mano determinados valores. Es cierto que esto puede llevar a activar el piloto automático, motivo por el cual existe una modo avanzado que complica el asunto al tener que adivinar también el número de piezas que se tienen de un valor concreto. El juego tiene muchísimos años, pero sigue cumpliendo con su cometido como el primer día.