Es de esos juegos de subastas de Reiner Knizia que, aun no perteneciendo a su Edad Dorada, desprende algunos destellos de genialidad que lo convierten en un peso medio muy disfrutable. A destacar el uso de la moneda en curso (las conchas) y la cantidad de las mismas en circulación vaya decreciendo a medida que las rondas se suceden, revalorizándolas. También destaca ese enfoque tipo carrera que, si la partida se mantiene igualada, generará una tensión deliciosa. Como mayor pega, que siendo un juego de subastas no escala especialmente bien, además de que si se alcanza un punto en el que un jugador acaparase una mayoría importante de conchas, podría generarse una dinámica poco satisfactoria. Pero por lo demás, un juego muy recomendable.