¿De qué va Deus?
Ha llegado el momento de construir nuestro propio imperio. ¿Expandiremos nuestra civilización o crearemos grandes urbes? Comerciaremos gracias a nuestros navíos y acabaremos con los molestos poblados bárbaros con nuestras tropas. ¿Produciremos muchos recursos o construiremos edificios para agrandar nuestro prestigio?
Sin duda la ayuda de los dioses y la construcción de templos en su nombre será fundamental para vencer a nuestros rivales.
Deus es un juego definitivamente abstracto con una temática de civilizaciones. Creado por Sébastian Dujardin recuerda mucho a Ginkgopolis con quien compartía autoría con Xavier Georges. Con unas reglas que se explican en 5 minutos consigue un juego rápido intenso y con una sorprendente profundidad.
En nuestro turno tendremos dos acciones posibles:
- Construir un edificio colocándolo en el mapa: ejecutaremos la acción de todos los edificios de ese tipo anteriormente construidos y el que construimos.
- Descartarnos de una o más cartas: haciendo una ofrenda a los dioses obteniendo un beneficio en función del color de la carta y reponiendo nuestra mano hasta 5 cartas.
Cuando se hayan erradicado los poblados bárbaros o bien se hayan construido tantos templos como jugadores multiplicado por dos la partida finalizará y el jugador con más puntos de prestigio será el vencedor.
¿Qué me gusta?
Me encanta la increíble variedad que presenta y lo distintas que pueden llegar ser las partidas de Deus en función de la colocación del mapa y de las cartas que nos toquen. Tras casi 30 partidas entre online y en mesa sigo descubriendo combos y maneras de jugar.
Solo 2 posibles acciones pero muchísimo por ver y controlar: disposición del mapa, colocación de los oponentes, expansión a lo ancho o creación de grandes ciudades, a por los bárbaros o templos?, envíos de mercancías o edificios de prestigio…
¡No hay mano mala (casi nunca)! No nos interesa nada? Pues descartamos las 5 cartas y nos llevamos 5 recursos o 10 monedas, o 10 cartas o 5 fichas de edificios o a las malas 2pv.
El timing es clave en el juego así como saber discernir las prioridades. En la mano tendrás edificios brutales pero no vas a poder hacerlos todos y aprender cuando es momento de deshacerte de un templo por más bueno que parezca no va a ser fácil. Por otro lado saber cuando puedes hacer una jugada buena o hacer una de peor para evitar un buen movimiento de tu oponente será vital: ¿puede jugar un militar para llevarse el campamento?, ¿Puede construir otro templo y cerrar la partida?, ¿tiene suficientes recursos para ganar las mayorías del final?…
¿Qué no me gusta?
Por ponerle una pega si no te gustan los abstractos aunque hay relación entre los edificios y lo que hacen te puede parecer muy seco. Al igual que su hermano mayor Ginkgopolis se tarda un par de partidas o 3 en ver el juego que hay debajo.
A pesar de que es fácil arreglar una mala mano es posible que alguna vez esperes un tipo de carta para cerrar la partida o ganar ese campamento bárbaro y no haya maneras de que salga o que te vengan templos cuyos objetivos ya no sean posibles.
Veredicto
Bueno creo que no hace falta decir que el juego me encanta. Rápido de montar, competencia directa e interacción con tu oponente, múltiples estrategias.. Poco más se le puede pedir a un juego.
Si os van los juegos de combos al estilo Race for the galaxy, Imperial Settlers, etc es muy probable que Deus os encante. Su sencillez de reglas hace que un jugador novel pueda disfrutar inmediatamente de la partida eso sí la experiencia es un grado y eso es algo que me gusta en estos juegos. 100% recomendable.
En esta ocasión coincidimos. De esos juegos que en la primera partida pierdes estrepitosamente pero te deja con un gran sabor de boca y con ganas de mas. Y de ahí en adelante!