Un juego de bazas exclusivo para tres jugadores en el que nos encontramos con una inteligencia artificial que actúa como cuarto jugador y que se roba todo el protagonismo de la partida, ya que de las cartas que dicha inteligencia artificial juegue dependerá lo que pase en cada baza. Cartas que pueden calcularse ya que esta inteligencia artificial actúa mediante un algoritmo conocido por todos los jugadores. De esta forma, cada mano se convierte en un puzle a optimizar, buscando el momento adecuado para intentar ganar una baza y maximizar los puntos. El problema es que, si la inteligencia artificial comienza a dominar, la mano puede entrar en una fase en la que los jugadores no pueden hacer nada, dejando una sensación rara. Pero vamos, el ejercicio de diseño me parece tremendo y, si buscáis un diseño original, este os puede resultar muy satisfactorio.
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