Una puesta a punto de uno de los juegos más reconocidos de Dirk Henn. Sin embargo, la actualización se antoja insuficiente y, al igual que el juego original, siendo un diseño que deja un buen sabor de boca en las primeras partidas, pierde interés con el paso del tiempo y costará sacarlo a mesa. El no poder rotar las losetas junto a la perspectiva poco clara de las mismas dificulta su desarrollo. Y terrible el tamaño de la caja, que solo sirve para que Menzel se luzca en la portada.