Un diseño en el que Stefan Feld se ha salido de su zona de confort. Este no se trata de una ensalada de puntos y/o de una colección de mini-juegos engarzados por una mecánica principal, sino un juego de civilizaciones tremendamente completo en el que se representan prácticamente todos los aspectos de una civilización. Si hubiese tenido un sistema de combate medianamente intenso, habría sido catalogado como 4X con todas las de la ley. Pero creo que esto habría lastrado al juego, pues, en realidad, nos encontramos con un eurogame que utiliza a las civilizaciones como excusa para presentar a los jugadores un abanico de opciones enorme, tanto por acciones disponibles como por elementos variables que aparecen en cada partida, de forma que es prácticamente imposible que dos partidas se parezcan. Si a esto le sumamos un desarrollo muy ágil en la fase nuclear de cada era que mantiene en tensión a los jugadores por el final incierto de la misma, tenemos un diseño muy original dentro del histórico de Feld. Como aspecto negativo, más allá de que la carga conceptual no es trivial, tenemos una duración algo extensa, aunque, afortunadamente, es de esos juegos en los que no nos enteramos de que el tiempo vuela. Una maravilla.
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